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Esquirlas y Bits

“Hay otro tipo de guerra-nueva en su intensidad, antigua en su origen-guerra por guerrillas, subversivos, insurgentes, asesinos; guerra por emboscada en lugar de por combate, por infiltración en lugar de agresión, buscando la victoria erosionando y agotando al enemigo en lugar de enfrentarse a él. Se alimenta de malestar”, con esta cita de 1962 que pertenece a John F. Kennedy inicia el Capitulo I del Manual de Capacitación de Fuerzas Especiales del Ejército de EEUU en Guerra No Convencional producido por Headquarters – Department of the Army Washington, DC, el 30 de Noviembre de 2010.

En Abril de ese año WikiLeaks publica el video del ataque aéreo en Bagdad que registra los disparos desde un helicóptero Apache a un grupo de 11 civiles entre ellos el periodista Nadir Noor – Eldeen y su ayudante ambos pertenecientes a la Agencia de noticias Reuters. El material le fue negado a la agencia en reiteradas oportunidades. WikiLeaks lo publicó poniendo al descubierto el funcionamiento del aparato militar de Estados Unidos. Luego llegaron las publicaciones de 92 mil documentos sobre la Guerra de Afganistan, iniciada por los Estados Unidos en 2001 luego del atentado del 11S y los más de 391 mil documentos de la Guerra de Irak filtrados desde el Pentágono que los periódicos The Guardian, The New York Times y Der Spiegel dieron a conocer de manera conjunta el 25 de Julio y el 22 de Octubre de 2010 respectivamente, ocasión en la que se sumaron los sitios de Le Monde, Al Jazeera, El País y el Boreau of Investigative Journalism.

En los pocos meses que transcurrieron desde Abril a Diciembre de 2010 hasta hoy, la imagen de Assange fue adquiriendo ribetes similares a la de Sadam Hussein o a la de Osama Bin Laden, hombres que sirvieron a los fines de la construcción del enemigo necesario y a cuya instancia acumularon una enorme masa de poder que les fue arrebatado junto con la vida. No es el caso de Assange que, aunque en condiciones penosas, aún respira en una prisión de máxima seguridad del Reino Unido. Pero la analogía pone de relieve que los tiempos cambiaron y con ellos los perfiles de los enemigos. Aquellos “guerrilleros, subversivos, insurgentes, asesinos” que portaban ametralladoras y usaban tácticas “antiguas en su origen” fueron perseguidos hasta su muerte, en una saga por entregas simultáneas, difícil de eludir por el tenor de sus protagonistas. Bush, pero sobre todo Obama, se encargaron de poner fin aquella era para poder dar inicio a la nueva que había emergido con las filtraciones de WikiLeaks, que reconfiguró los escenarios donde se dirimen las guerras en la actualidad y con ellas sus blancos y objetivos. Aún así la palabra “guerra” se utiliza en términos de “Guerra de Cuarta Generación” (invasión, mixtura entre terrorismo y guerra de guerrillas) incluso continua el rebote en el imaginario social y cultural de la concepción de la guerra entre Estados de la I y II Guerra Mundial, “Guerras de Tercera Generación.

Hoy las Guerras son de Quinta Generación y se impulsan a través de las plataformas digitales, producción de noticias y contenidos. Usan la inteligencia artificial, el análisis de la big data y los algoritmos de la “caja negra” para poner a prueba la verdad y la confianza. La filtración que derivó en el escándalo de Cambridge Analytics demostró el lugar que ocupan TIC’s en el tablero de la geopolítica internacional, a esto se suma el monopolio de la gigantesca infraestructura de la NAP que aloja los grandes centros de datos y los cables de fibra subacuáticos de Google, Facebook, Amazon o los servicios de la nube como Google Drive, Amazon, Apple Store, OneDrive, corporaciones que emergieron o se beneficiaron de la transferencia de tecnología de los Centros de I+D del Estado Norteamericano. En “Fifth Generation Warfare” el Coronel Dr. Vasile Maier y el Teniente Coronel Dr. Eugen Mavri del Ministerio de Defensa Nacional de Rumania, afirman que esta guerra puede incluir un ataque cinético o no cinético a las estructuras político, sociales y militares del enemigo con el fin de lograr los objetivos estratégicos establecidos en los planes de dominación de zonas económicas estratégicas. En tanto las de Sexta Generación o Guerra sin limites sincronizan todos los factores antes mencionados.

El ataque es múltiple y simultáneo, se desestabilizan economías, se financian grupos opositores, se entrena y financia a grupos de choque violentos o paramilitares, se infiltran agentes en las instituciones del estado, se compran periodistas y medios de comunicación, directivos de empresas, se propagan fakes news, se crean campañas en redes sociales que se alimentan con falsas cuentas, se inician actividades de calentamiento en las calles causando así un efecto devastador en la manipulación de las matrices de opinión contra los gobiernos. El citado Manual de guerra no convencional, disponible en la web, describe con precisión fases y acciones que han sido perpetradas con éxito en Afganistán, Libia, Siria, Venezuela, y más recientemente en Argentina, Bolivia y Cuba.

El pasado 12 de Julio se inició una feroz campaña tendiente a desestabilizar al gobierno cubano. En momentos en que el 90% de las tropas norteamericanas completara su retirada de Afganistan después de casi 20 años, la administración Biden llamó la atención mundial con una demostración de cómo puede hacer colapsar gobiernos mediante la manipulación organizada a través de la social media y de los medios corporativos. Al enjambre de noticias y opiniones en portales y medios tradicionales se sumaron los análisis sobre el comportamiento de cuentas en las redes, y luego las denuncias del presidente Miguel Díaz – Canel de un ataque orquestado por parte de los Estados Unidos con fines de desestabilizar el gobierno de la isla aprovechando la precaria situación producto del bloqueo y agravado por la pandemia del COVID – 19. Los estragos sociales y económicos que padece Cuba debido a los más de 60 años de bloqueo, recrudecido durante la presidencia de Trump, las reformas impulsadas desde gobierno que prohibió la circulación del dólar como moneda de uso cotidiano, equiparando los ingresos de los profesionales universitarios al de los cubanos que vivían de actividades ligadas al ingreso de divisas, la suba de pensiones y jubilaciones, y la consecuente inflación producto de todos estos movimientos en la política económica, las faltantes de productos de aseo o farmacéuticos, las consecuencias de la pandemia que se agravaron con la apertura del turismo con menos de un 50% de la población vacunada por no contar con agujas y jeringas para inocularlas, son elementos de malestar objetivo entre los cubanos. El diseño de una campaña redes sociales, luego replicada en los medios corporativos, sumado al uso de fake news fueron los ingredientes que faltaban para el cocktail. Sin embargo nada de todo lo que se dijo y se repitió hasta el hartazgo, explica hasta el momento el por qué, los motivos de esta gran puesta en escena orquestada de manera flagrante por los Estados Unidos.

La situación cubana estalla los dos días posteriores a la denuncia que el presidente de Bolivia, Luis Arce, realizara contra Mauricio Macri por su colaboración en el Golpe de Estado que derrocó a Evo Morales en 2019. El primer mandatario boliviano incluyó en el complot destituyente al ex presidentes de Ecuador, Lenin Moreno y a su par brasileño Jair Bolsonaro.
Los documentos del envío de armamento desde Argentina y el hallazgo de los pertrechos en depósitos del Ejercito Boliviano son prueba insoslayable del apoyo a la feroz represión desatada contra el pueblo boliviano que se manifestaba en contra de la destitución de Morales y que tuvo como saldo dos masacres y miles de detenidos. La situación del ex presidente argentino y parte de los miembros de su gabinete se agrava judicialmente porque además las armas fueron enviadas de manera ilegal, ya que el envío se realizó de espaldas al congreso. Pocos medios en el mundo se hicieron eco del gravísimo hecho denunciado por Arce, que forma parte de un engranaje que en los últimos 10 años intentó reeditar el esquema de funcionamiento colaboración entre gobiernos de derecha de las dictaduras de los años 70 para torcer el rumbo económico de los países del Cono Sur y al que Evo Morales dio el nombre de Plan Cóndor 2.0.

El 10 de Noviembre de 2019 se produce el golpe de Estado en Bolivia. Evo Morales tras ganar las elecciones, fue acusado de fraude por el Secretario General de la OEA Luis Almagro, reelecto en 2020 a pesar de haber reconocido su participación en el golpe en el libro “Luis Almagro no pide perdón”, donde afirma haber convencido a Morales de presentarse a un cuarto mandato y de ofrecerle el envío de una misión de observadores de la OEA ante las posibles denuncias de fraude instigadas por parte de sectores dentro y fuera del país. Haciendo frente al desgaste propio de una gestión de tres mandatos consecutivos y a la ferviente oposición de la oligarquía boliviana, el MAS volvió a ganar en Bolivia y esa victoria le fue arrebatada entre otros por la propia OEA, como lo prueba la pericia realizada por la Universidad de Salamanca a pedido de la Fiscalía General boliviana y publicada el pasado 27 de Julio. Al día siguiente la Cámara de Representantes de de Estados Unidos sancionó la Ley de Asignaciones de Fondos para Operaciones en el Extranjero, que incluye un llamado al Gobierno del presidente Joe Biden, impulsado por las congresistas Jan Schakowsky y Susan Wild, para investigar si las denuncias sin fundamento de la OEA sobre las irregularidades electorales contribuyeron al golpe de Estado contra Evo Morales en 2019, para de este modo “garantizar que no ocurran otra vez ataques similares contra la democracia”.

El concepto de “Integridad Electoral” sobre el que se sustentó el análisis de la OEA para determinar el fraude, es una instancia de intervención bajada desde el Centro Carter, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (UNDESA). Dichas organizaciones han estructurado esta estrategia de control sobre los procesos electorales, donde las mismas funcionan como garantía de transparencia. La “integridad electoral” desarrollada a través del Proyecto ACE, antiguo acrónimo de Administración y Costo de Elecciones de la Red de Conocimientos Electorales, utiliza las redes de organismos no gubernamentales de observación electoral financiados por los Estados Unidos, en América, África, Asia y Europa. Sin embargo detrás de todo este andamiaje de lucha contra la corrupción política se puede entrever el objetivo de imponer reglas de juego tendientes a la reformas de los sistemas jurídicos, de las leyes electorales e incluso de la constitución, como se desprende de la lectura de su sitio WEB.

“We will coup whoever we want. Deal with it” escribió Elon Musk en Twitter el 25 de Julio 2020, dos días previos a que el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia postergara por tercera vez la fecha para la realización de los comicios generales, que finalmente se realizaron el 18 de Octubre. La respuesta de Evo Morales no se hizo esperar “@elonmusk, dueño de la fábrica más grande de autos eléctricos, dice sobre el golpe de Estado en Bolivia: Nosotros golpearemos a quien queramos. Otra prueba más de que el golpe fue por el litio boliviano; y dos masacres como saldo. Defenderemos siempre nuestros recursos”. En los casi 14 años que Evo Morales estuvo al frente de la administración del Estado Boliviano, el PBI creció un 327% en valores nominales y llegó a USD 44.885 millones en 2018. Algo inédito en la historia de país andino. Conformó un tejido económico combinado a través de la implementación de políticas estratégicas como la estatización del sector energético, la construcción de alianzas publico – privadas en la agroindustria, el comercio en gran escala y las finanzas, y consintió la permanencia en manos privadas de las telecomunicaciones y el sector de la construcción. De este modo los sectores que generaban excedentes lo transferían, a través de políticas públicas, a los sectores dependientes de inversión directa, rompiendo de este modo con el esquema de fuga de capitales, espada de Damocles de las “economías en desarrollo”.

El año previo al golpe con la mira puesta en la industrialización de las materias primas el 12 de Diciembre de 2018 la empresa nacional Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) firmó un convenio con la empresa alemana ACI Systems GmbH para la construcción anual de 400.000 baterías de litio para automóviles en Bolivia. ACI, una empresa familiar proveedora de maquinaria y tecnología limpia, sin experiencia en la producción de litio, contó con un fuerte respaldo del gobierno de su país en las negociaciones. Desde la compañía aseguraron, por aquel entonces, que ya contaban con acuerdos preliminares para el suministro de baterías a fabricantes de autos en Alemania, aunque ninguna de las principales fabricas de automóviles alemanes, BMW, VW o Daimler confirmó acuerdo alguno con ACI. El proyecto boliviano incluía la construcción de una planta de hidróxido de litio y una fábrica para producir baterías para automóviles eléctricos en el Salar de Uyuni uno de los depósitos de este mineral más grandes del mundo aún sin explotar. La proyección de ACI era de una producción anual de 40 mil toneladas para fines del 2022. El 80% sería exportado a Alemania. De este modo la Unión Europea ingresaba al negocio del litio, dominado principalmente por China, cuyas empresas controlan el 60% de la producción mundial del mineral. Como era de esperarse la potencia asiática no se quedó atrás, el 19 de Febrero de 2019 firmó un acuerdo de similares características a través del consorcio Xinjiang TBEA Group-Baocheng, para de este modo asegurarse el mineral necesario para sostener el crecimiento de la producción de autos eléctricos que actualmente supera las 30 millones unidades al año, superando en 20 millones la producción y venta de Los Estados Unidos, Japón y Alemania.

Mientras las imágenes de represión al pueblo boliviano daban la vuelta al mundo, se desconocía el paradero del presidente destituido y asumía la auto proclamada Jeanine Añez, (actualmente detenida) el mismo 12 de Noviembre, Elon Musk anunciaba desde Alemania al recibir el Golden Streering Shell Award por el Model 3, la creación de una mega fábrica de automóviles eléctricos en el estado de Brandeburgo y de un centro de ingeniería y diseño en Berlín, mostrándose junto a Oliver Zips (BMW) y Herbert Diess ( Volkswagen). En la ocasión el fabricante estadounidense confirmó la vuelta a la rentabilidad de Tesla, luego del rojo de dos trimestres consecutivos, y se mostró confiado de cumplir con su promesa de entregar 400.000 autos al año. Casi en simultáneo desde su fábrica ubicada en Shanghai, Tesla presentaba a la prensa China las primeras unidades del Model 3 totalmente producidas en aquel país.

Ese mismo día en Buenos Aires Mauricio Macri se reunía en la Casa Rosada con su ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el canciller Jorge Faurie, el jefe de Gabinete Marcos Peña, el secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo (primo de Mike) y el titular de la Gendarmería Nacional, Gerardo Otero, y horas mas tarde con el ministro de Defensa Oscar Aguad y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Gustavo Arribas. Antes de la medianoche partía hacia La Paz un Hércules C-130 con el cargamento de armas y municiones junto a efectivos de la Gendarmería.

El Gobierno de Macri está siendo investigado en la megacausa de espionaje ilegal que se fue descubriendo tras la detención del agente de la DEA, Marcelo D’Alessio, íntimo colaborador de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich. La Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso dictaminó que el gobierno de Juntos por el Cambio implantó un plan sistemático de espionaje que usó el poder del Estado en concurso con medios de comunicación hegemónicos y el Poder Judicial para la persecución de opositores políticos. El pasado 9 de Agosto el presidente de la Corte Suprema, Carlos Ronsenkrantz, abogado por mas de 20 años del Grupo Clarín y del diario La Nación, fue citado para explicar las 59 llamadas que realizó al operador judicial y apoderado de Macri, Fabián Rodriguez Simón, prófugo de la justicia.
Por medio del lawfare o guerra jurídica, los ataques a opositores se concretaban a través de una sentencia anticipada construída mediática y judicialmente. Se creó una estructura estatal paralela y clandestina organizada en “células” que reportaban a la conducción de la AFI. Hubo aproximadamente 171 organizaciones políticas, sociales y gremiales espiadas ilegalmente; al menos 354 víctimas directas confirmadas; 43 intervenciones de los servicios de inteligencia en causas penales en los primeros 12 meses de gobierno, a los que se sumaron 403 periodistas, 28 académicos, 58 empresarios.

El Estado Argentino entre 2015 y 2019 firmó acuerdos con el complejo armamentístico y de ciberseguridad israelí. Macri viajó a Israel en 2006 cuando era diputado; en 2014 con quien sería su ministra de Seguridad Patricia Bullrich y en 2017 recibió al primer ministro Netanyahu junto a un grupo de empresarios ligados entre otros negocios a la ciberinteligencia, entre los que estaban los representantes de NSO Group. El software Pegasus fue utilizado en la Conferencia Ministerial de la OMC y luego en la Cumbre del G-20, celebradas en Buenos Aires en 2018. La denuncia de espionaje masivo realizado por Forbiden Stories y el Security Lab de Amnistía Internacional continúa la saga de Cambridge Analytica. Zukerberg declaró que Facebook no había intervenido en el espionaje pero en 2019 WhatsApp denunció a NSO Group por intervenir 1400 teléfonos en veinte países, entre los que se encontraba Argentina.

El sistema de espionaje montado por el macrismo involucra al propio Macri, a la Jefatura de Gabinete de ministros, a los funcionarios de altos rangos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la Unidad de Información Financiera (UIF), la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a los Ministros de las carteras de Justicia, Defensa, Seguridad y Relaciones Exteriores, a Jueces y Fiscales del Poder Judicial, al Servicio Penitenciario Federal (SPF), Administración de Aduana, Migraciones así como los Centros de Monitoreo y Vigilancia de todo el país. El accionar de inteligencia se desplegó en todo el territorio argentino y alcanzó también a los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan hundido y desaparecido en las profundidades del Atlántico Sur en Noviembre de 2017, causa en la que además, Macri se encuentra imputado por ocultamiento de información junto a su ex ministro de Defensa.

Il nostro fiume, la nostra città, le nostre vite

L’obiettivo di queste poche righe, destinate a concittadini e compagni romani, è aprire uno spazio di discussione politica sul nostro fiume Tevere. Il proposito è meno banale di quanto appaia, poiché si deve parlare di un elemento che la storia lunga della città ci ha portato a trascurare, trovando per di più il giusto punto di ingresso. Dobbiamo parlare cioè di un elemento della città politicamente marginale, capire perché è marginale e come riportarlo al centro della nostra idea di città. Per creare un nuovo luogo di socialità che sia attendo anche all’ambiente.

Per farlo devo cominciare da lontano. In linea di massima, si può sostenere che Roma, del fiume, ha parlato per secoli e con tutti i registri – religioso, scientifico, superstizioso in tempo di piene e rovinose inondazioni – come di un elemento onnipresente e altamente politico (tutti vi circolavano, tutti vi abitavano, tutti ne subivano le piene etc.). Con gli avvicendamenti del XIX secolo – il cui punto di partenza, per quel che più interessa, possiamo indicare simbolicamente nella costruzione dei muraglioni (1875-) – il Tevere è stato ridimensionato – sia chiaro: serviva un intervento – portandosi via il ricordo della città che fu e la centralità che il fiume aveva avuto fino ad allora. «La città di Roma, mentre subisce una delle sue maggiori trasformazioni storiche», scriveva il Gregorovius, «va spogliandosi rapidamente della sua vecchia fisionomia». E aveva ragione! Accade ogni volta che si erge un muro. Come a Palermo, i bastioni del XVI secolo avevano distolto la città dal suo elemento, il mare – le mura servivano allora a difendere la città dai pirati, ma il risultato è che ancora oggi Palermo pare una città di terra – così Roma, con gli argini del Canevari smetteva di essere una città fluviale. È venuto subito dopo il XX secolo, sicché, con una battuta, si potrebbe dire che i piemontesi hanno posto le basi dell’eclissi del fiume, l’inquinamento delle acque – frutto dell’inquinamento dei campi e della città – ha fatto il resto.

Così una città d’acqua come la nostra è stata privata del suo fiume al punto che oggi a malapena se ne accorge. Una prima conseguenza di questo esito è che i romani hanno un rapporto molto debole, se non anche rinunciatario con il cuore del loro ambiente. Facciamo eccezione naturalmente per sportivi, artisti e associazioni, soprattutto ecologiste, che da qualche anno lavorano per restituire centralità al tema. Quel che interessa a noi però è che si è installata come una forma di alienazione della popolazione verso l’ambiente di cui è stata privata. Bisogna averne coscienza se vogliamo darci una strategia per restituire l’ecosistema urbano ai suoi abitanti.

Che fare, dunque? Propongo di ragionare su due parti diverse dell’ambiente fluviale, ciascuna con una sua politica e una sua temporalità: l’una relativa alle sponde, su cui possiamo incidere in un tempo relativamente breve, l’altra relativa alle acque. Per quest’ultima è richiesto invece un certo sforzo di proiezione nel tempo.

Partiamo dalle sponde e cominciamo col dire che le rive del Tevere non sono tutte uguali. Ve ne sono di selvatiche, di arginate e urbanizzate. Ve ne sono poi, sul piano giuridico, di libere e di precluse al pubblico o affidate in concessione (circoli sportivi o locali temporanei). Nel vuoto popolare, si sono stanziati infatti i soggetti economici (o circoli ricreativi spesso molto esclusivi) e si è sviluppato lungo il fiume un panorama socio-urbanistico estremamente variegato, che possiamo leggere tanto in termini di più o meno urbanizzazione che di più o meno privatizzazione.

Spesso i due fenomeni corrono insieme. Una buona politica, per i fini che ci interessano, sarebbe quella di promuovere ovunque possibile spazi o circoli pubblici sulla sponda attrezzando alcuni punti della riva in modo da assecondare il contatto dei cittadini con l’ambiente fluviale. Ciò potrebbe implicare anche una revisione delle concessioni ai soggetti privati del fiume, al fine di riportare la fruizione delle sponde a un maggior equilibrio. Degli spazi pubblici, si dovrebbe poi enfatizzare la vocazione sociale. Il fiume è forse il primo bene comune di Roma e come tale deve essere utilizzato.
Vengo alla parte più impegnativa e più bella, vale a dire le acque che l’inquinamento industriale e più generalmente cittadino ci hanno negato. Quel che occorre studiare quindi è l’idea di un Tevere risanato.

Bisogna dire anzitutto che non siamo soli nel nostro desiderio del fiume. Da Boston a Basilea, rispettivamente con la Charles River Initiative iniziato negli anni Novanta e la bonifica del Reno iniziata negli anni Ottanta, passando per Berlino, dove i sostenitori del Flussbad Project lavorano alla balneabilità della Spree, e per Parigi, dove si sperimentano piscine di fiume, sono diversi i progetti che mirano a riportare i cittadini in acqua e, di conseguenza, si confrontano all’obiettivo di uno stato ecologico ottimale dei fiumi.

A Roma occorrerebbe confrontarsi con uno stato delle acque non particolarmente incoraggiante, ma neanche disastroso. Gli ultimi monitoraggi per il tratto urbano (Ponte Milvio) restituiscono un indice LIMeco pari a 0,28, dunque quasi sufficiente nella prospettiva di uno stato ecologico ottimale. Ancora, bisognerebbe affrontare il problema degli scarichi abusivi, degli sversamenti non depurati e, naturalmente, del cosiddetto runoff della città (si ha runoff quando la pioggia riversa gli inquinanti del manto urbano nel fiume).
I tempi, gli sforzi ingegneristici e gli investimenti pubblici necessari sono estremamente importanti, al punto forse da superare le stesse possibilità finanziarie del Comune di Roma. Ma non sono impossibili. Soprattutto, non sono motivo sufficiente per non ragionare di una possibilità che interventi e concezioni storicamente situati hanno negato all’immaginario popolare.

Restituire il Tevere ai romani non è un desiderio romantico, la nostalgia un po’ sbiadita e velleitaria di una Roma andata. Si tratta al contrario di prendere coscienza del fatto che il nostro distacco dal cuore del nostro ecosistema – che è poi anche una diminuzione della nostra socialità – non ha nulla di necessario e molto di ingiusto. Perdiamo noi e perde il nostro ambiente. È tempo di provare ad invertire la rotta.

*L’autrice: Benedetta Rinaldi Ferri è giurista e giovane candidata al Consiglio del Municipio II di Roma con Sinistra civica ecologista

Il nuovo socialismo lo fanno nascere le donne

Una, Alexandria Ocasio-Cortez, deputata della sinistra Usa, ha scelto di scriverlo su un vestito bianco e appariscente: «Tax the rich», con una foto che fa il giro del mondo. L’altra, Manon Aubry, francese, militante sociale e ora capogruppo della Sinistra al Parlamento europeo, non perde occasione per snocciolare le cifre degli enormi profitti fatti dai ricchi anche durante la pandemia e denunciare quanti di essi finiscono nei paradisi fiscali. Dopo decenni di peana a detassazioni e flat tax come “liberazione” dell’economia e delle persone dalle “vessazioni” degli Stati “inefficienti e appiattitori”, nati con i Reagan e le Thatcher ma presto tracimati tra i socialisti liberali alla Blair, queste due donne contro i ricchi dicono che forse il vento sta cambiando.

Colpisce che proprio negli Usa torni in auge la parola socialismo e non solo come riscoperta intellettuale ma come collante di una sinistra politica come mai prima incidente, legata ai movimenti, capace di battaglie concrete e con buone speranze. Che spazia dal rivendicare il proprio no alle guerre, alla necessità di una nuova politica estera che non si fondi sul famigerato complesso militare industriale che ha arricchito i ricchi ma su una politica estera per i ceti popolari che curi la povertà. Che spinge, con Sanders, pancia a terra, sul People act, che lo storico leader definisce la misura più importante per cambiare gli Usa dai tempi del New deal e che lega investimenti pubblici con aumenti salariali e dei diritti sindacali. Per questa nuova sinistra Usa il tema delle tasse, del fare pagare i ricchi, di combattere i paradisi fiscali, di limitare i poteri delle multinazionali e della finanza non è più tabù, o materia da radical, ma trova anzi consensi crescenti nella società.

Colpisce che in Europa siano ancora di avanguardia le forze che…


L’articolo prosegue su Left del 24 settembre 2021

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Germania, una svolta a sinistra è possibile

21 September 2021, Lower Saxony, Lehrte: Olaf Scholz, Finance Minister and SPD candidate for Chancellor, speaks at an election campaign appearance in the Hannover region. Photo by: Julian Stratenschulte/picture-alliance/dpa/AP Images

Il 26 settembre si vota in Germania. Si vota non solo a livello federale, ma anche in alcune regioni, Mecklenburg-Vorpommern e Berlino. A Berlino c’è anche un referendum (l’iniziativa Deutsche wohnen & Co enteignen, “Espropriare Deutsche wohnen & co”) che mira ad espropriare le grandi società immobiliari con l’obiettivo di nazionalizzarle per realizzare forme di social housing. Il motivo è il forte aumento degli affitti, un grande problema non solo a Berlino, ma anche in tutte le grandi città. Se il 25% di coloro che hanno diritto di voto si esprimeranno a favore, il Senato di Berlino dovrà presentare una legge corrispondente. La vittoria è incerta, ma nemmeno da escludere. Ma è già un successo che siano state raccolte tantissime firme che hanno reso possibile l’appuntamento referendario. In ogni caso, il referendum ha aperto un dibattito politico importante, che ha scatenato reazioni contrastanti.

Le elezioni segneranno una svolta notevole della politica tedesca. L’era di Merkel si conclude dopo sedici anni e si apre una nuova fase della politica tedesca, di grande importanza non solo per la Germania ma anche per tutta l’Europa. I sondaggi sono estremamente volatili e in continua evoluzione. Per molto tempo è sembrato che la Cdu/Csu – i democristiani – potesse rimanere il primo partito, pur perdendo consensi. Secondo gli ultimi sondaggi, invece, la Spd avrebbe sorpassato i democristiani, galleggiando tra il 15 e il 17 per cento di consensi. Il nuovo presidente della Cdu Armin Laschet, e candidato per la carica di cancelliere, è abbastanza debole e la sua popolarità è calata durante la gestione dell’emergenza in seguito all’alluvione di metà luglio (che ha colpito Nord Reno-Westfalia e Renania-Palatinato, ndr).

Il sorpasso dei Verdi, che sembrava possibile qualche tempo fa, non è più probabile. Al contrario. I Verdi stanno perdendo consensi, anche perché la loro leader Annalena Baerbock ha…

* L’autore: Heinz Bierbaum, docente di Economia all’Università di scienze applicate del Saarland, è presidente del partito della Sinistra europea


L’articolo prosegue su Left del 24 settembre 2021

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Reinventing Roma: La città, o la rendita, in 15 minuti?

Interessante leggere come viene presentato da Fsnews il “progetto” romano Campo Urbano. Tale “progetto”, è scritto in un articolo La testata online del Gruppo FS Italiane, «è risultato vincitore del concorso internazionale Reinventing Cities di C40 Cities, relativo al sito di Roma Tuscolana, una competizione globale che mira alla trasformazione di spazi urbani attraverso progetti sostenibili e incentrati sulla comunità per guidare una rigenerazione urbana, decarbonizzata e resiliente». E ancora: «Le aree ferroviarie dismesse di proprietà del Gruppo FS Italiane, oggetto del masterplan, si estendono per oltre 45mila m2 e sono state candidate da FS Sistemi Urbani (Gruppo FS) in collaborazione con Roma Capitale, per la riqualificazione urbana e ambientale in un contesto fortemente urbanizzato, situato in una posizione strategica vicino al centro della città. Le aree ferroviarie di prima dismissione, pari a circa 24mila m2 di superficie territoriale, sono state aggiudicate al team Campo Urbano per circa 12,6 milioni di euro».

Quindi si sta parlando di una vendita dal pubblico al privato di un’area di grandi dimensioni dentro il cuore di una parte di prima periferia della Capitale.
Naturalmente si legge poi che le caratteristiche del progetto sono di «un campus e non un business park…. Un sistema urbano car free che si innesta in un tessuto consolidato, di matrice industriale e residenziale. Rigenerazione urbana, con la leva della cultura e della formazione, un insediamento con residenze, uffici, spazi flessibili e polifunzionali, uno student hotel, un energy center, spazi retail e laboratori, in linea con il modello della città in 15 minuti, in un quartiere ad alta infrastrutturazione».

Ecco che un progetto di evidente carattere privatistico e a fortissima rendita viene marchiato con l’ultima etichetta di moda – Rigenerazione urbana- e sottolineato con termini anglofoni che fanno molto moderna l’operazione.
Una bella idea, riuscire a muoversi e avere tutto alla portata di un tempo umano. Questa idea, lanciata dalla sindaca di Parigi, ora candidata presidente in Francia, Anne Hidalgo, poi ripresa da quella di Barcellona, Ada Colau, sembra diventata un “Label”, un riferimento ideale o una semplice copertura del business as usual?

Se a Parigi si costruisce sulla base di una idea sociale o a Berlino, dove l’amministrazione ha requisito abitazioni per fermare la speculazione, si fronteggiano i grandi poteri, in nome e per conto dell’interesse generale, nella Roma della Raggi, così come nella Milano di Sala, le amministrazioni sono a servizio degli interessi privati e delle speculazioni edilizie.
Così nella area della stazione tuscolana avanza la nuova ed eterna colata di cemento che si abbatte sulla città e sulle aree delle Ferrovie dello Stato, quindi di tutti i cittadini e le cittadine italiane, messi in vendita per coprire i debiti. Il Comune, da parte sua si appresta ad autorizzare la nuova edificabilità senza battere ciglio.
I motivi di questa resa sono inscritti nel modello di città, di paese e di Europa che si va costruendo. Un modello che vede tutte le forze politiche, che nei mass media appaiano come antagoniste, unite nel promuovere le stesse ricette per uscire dalla crisi in cui queste stesse scelte ci hanno condotto.
E poi c’è la spada di Damocle del debito e del patto di stabilità che tutti hanno impugnato dai tempi di Maastricht fino ad inserire il pareggio di bilancio in Costituzione e a traslarlo sugli enti locali spingendoli a vendere patrimonio pubblico e servizi. Con quali effetti lo vediamo con la pandemia, senza aver insegnato visto che si ricomincia con i progetti a favore della rendita privata, mentre si sbloccano gli sfratti e i licenziamenti e aumentano le bollette.

Serve una svolta, una rivolta e una rivoluzione, invece davanti alla catastrofe in cui ci troviamo dopo la pandemia, davanti alle politiche pubbliche a zerbino dei privati, lo scenario di Roma appare desolante.

Movimenti sociali e associazioni ognuno e ognuna chiusa nel proprio specifico e con diverse strategie per “cavarsela” da sola, non sono interessat* a fermare la valanga. Certo è una cosa difficile, ma mentre in altri paesi in Europa e Persino negli Stati Uniti avanza l’idea di far pagare ai ricchi, qui si tratta per salvare la propria pelle.

Eppure c’è una luce che potrebbe far capire da quale parte andare. Una chiave di lettura che potrebbe aiutare a conoscere i passi da fare insieme. Per questo ringrazio Paolo Berdini di essersi messo a disposizione per queste elezioni e di avermi dato la possibilità di esprimere il mio voto per qualcosa che vale davvero fare. Ricostruire un punto di vista e un ruolo del pubblico che si ponga come alternativo alle scelte scellerate che da Veltroni in poi hanno segnato questa città.

Per questo ho scelto di metterci la faccia, di impegnarmi a dare un senso ad un progetto politico che parte da qui, ma non finisce qui. Per questo mi candido nella lista Roma ti riguarda, perché Roma mi riguarda e non lascio alla speculazione, né allo schieramento destra-centro-sinistra che ci governa beatamente, la strada libera e senza resistenza.

Tax the rich non sia più un tabù ma…

In un appassionato intervento alle Nazioni Unite del luglio scorso, Jeffrey Sachs – noto economista statunitense – riferendosi al turismo spaziale del fondatore di Amazon, Jeff Bezos, invitava i ricchi ad andare nello spazio e a restarci, lasciando sulla Terra tutti i soldi che hanno. Nei giorni scorsi Alexandria Ocasio-Cortez ha sfilato con un elegante abito bianco, recante in rosso la scritta: “Tax the rich”. Al contempo l’Economist, pur non riferendosi alla questione fiscale, ha lanciato un allarme contro la minaccia della “sinistra illiberale”, la quale, con l’attenzione che dedica alle diseguaglianze e alle condizioni dei più poveri, vorrebbe utilizzare il potere politico per correggerle, finendo per colpire le libertà individuali: forse quella di Bezos di andare nello spazio e tornare osservando che tutto quello “spazio”, appunto, potrebbe ospitare le nostre industrie inquinanti.

Insomma sembra che, su vari fronti, il liberalismo classico sia in crisi, e che in particolare crescano le preoccupazioni per quella tendenza che ha visto le diseguaglianze aumentare a dismisura. Il tema è dei più complessi. Per decenni il neoliberismo – proponendo una schematica distinzione tra le condizioni di partenza, che dovrebbero essere uguali per tutti, e i processi economici, ai quali va lasciata la massima libertà di operare perché generano benessere – ha favorito la formazione di squilibri senza precedenti nella distribuzione della ricchezza; rispetto ad essi, le proposte di introdurre una tassa internazionale minima per tutte le imprese, tassare i ricchi, o anche lasciarne qualcuno nello spazio, possono fare ben poco.

Ma è possibile effettuare una distinzione tra punti di partenza, che devono essere uguali per tutti, ed esiti del processo di mercato, dove i più abili devono essere lasciati liberi di arricchirsi? I processi sono veramente neutrali, oppure sono proprio i…


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Politici dalle gambe corte

Poi accade così, improvvisamente arrivano le scadenze, passano le settimane e passano i mesi e alla fine il re si mostra nudo, non accade ciò che era stato minacciato e promesso e si sbriciola tutta la retorica inutile che ha invaso le prime pagine dei giornali. Siamo al 24 settembre e Matteo Renzi ha a disposizione sei giorni per raccogliere 500mila firme per il referendum per l’abolizione del reddito di cittadinanza, la sua “grande mossa politica” che ha concimato per settimane come campagna pubblicitaria del suo libro (come sempre Renzi usa la realtà per promuovere libri, mica il contrario). L’aveva promesso come atto più alto della sua brillante carriera politica (del resto si sa, Matteo va forte coi referendum) e il senatore fiorentino con un grande passato di fronte a sé ci aveva detto che sarebbe stato un grande movimento di popolo. Il popolo però non si è visto e la raccolta delle firme non è nemmeno iniziata: le uniche firme sono quelle delle dediche sulla sua ultima opera letteraria.

E pensare che da quelle parti c’è perfino qualcuno che ritiene “troppo facile” raccogliere firme in modalità digitale per promuovere il referendum: non sarebbe stato quindi “facilissimo” smantellare il reddito di cittadinanza se davvero nel meraviglioso mondo dei due Mattei tutti sono (come dicono) contro il reddito di cittadinanza?

In realtà è accaduto qualcosa (anche qualcosa in più) che in questi mesi ha smascherato i nostri eroi Renzi e Salvini. Il 28 agosto Salvini da Pinzolo annunciava che «in manovra economica l’emendamento per farlo lo metto io, avrà la mia prima firma. Dobbiamo assolutamente cancellare il reddito di cittadinanza». Il 2 settembre in esclusiva al Tg4 (sempre a proposito di indizi) Renzi annunciava il quesito del suo referendum. E poi? E poi niente. Anche per il reddito di cittadinanza nella Lega Salvini si è ritrovato in minoranza con il suo ministro per lo sviluppo economico Giancarlo Giorgetti che ha sempre chiarito che il reddito di cittadinanza non andasse abolito ma modificato. Così il leader della Lega (anche su questo) ha potuto solo ammorbidirsi sulla linea filogovernativa cominciando a parlare di emendamenti e di modifiche. Intanto, ad inizio settembre, si è capito che l’indirizzo del governo era quello di non eliminare il reddito di cittadinanza, ma di pensare piuttosto a modifiche e cambiamenti (d’altronde già il 6 agosto scorso Draghi aveva detto di «condividere in pieno» il «concetto alla base del reddito di cittadinanza»). Così magicamente Renzi riesce l’8 settembre a L’Aria che tira su La7 a dire: «Aver permesso di aprire la discussione sul reddito di cittadinanza ha portato al fatto che Draghi lo cambierà». Ovviamente è falso anche questo: il comitato del governo allo studio delle modifiche è attivo già da marzo. Anche qui siamo al solito Renzi che vorrebbe prendersi il merito che domattina sorga il sole.

Il 20 settembre è a un passo. Renzi aveva promosso il referendum per il prossimo anno ma se dovesse partire la raccolta firme nei prossimi mesi, sarebbe comunque impossibile votare prima del 2025, perché la legislatura scade a marzo 2023 e nell’anno precedente e nei sei mesi successivi non è possibile per legge depositare una richiesta di referendum.

Come hanno le gambe corte certi leader politici, eh?

Buon venerdì.

 

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Dov’è il fisco più equo e più giusto?

Il governo Draghi, all’interno dell’attuazione del Piano nazionale di ripresa e resilienza per l’accesso ai fondi europei del Next generation Eu, sta lavorando ad una riforma fiscale complessiva. Che ve ne sia la necessità, lo dimostrano i dati sulla ricchezza presente del Paese e soprattutto sulla sua attuale redistribuzione. Vediamoli in estrema sintesi.

In termini assoluti la ricchezza in Italia è stimata in circa otto volte il valore del reddito nazionale. Inoltre, il patrimonio è una importante fonte di reddito, nelle forme dei redditi da capitale e d’impresa e delle rendite finanziarie e immobiliari.

Quasi 1,4 milioni di italiani (2,5%) hanno un patrimonio (immobiliare e finanziario) tra 1 e 5 milioni di dollari. Per quanto riguarda i redditi, sono oltre 40.560 gli italiani che guadagnano più di 300mila euro l’anno e sono 416.760 mila quelli che guadagnano tra 100mila euro e 300mila euro l’anno.

Come si distribuisce la ricchezza tra gli italiani? Pur nella frammentarietà delle fonti disponibili, la distribuzione della ricchezza in Italia risulta estremamente disuguale. L’1% più ricco della popolazione detiene tra il 22 e il 24% della ricchezza totale. Il 10% più ricco arriva al 53,6%, mentre il 10% più povero ha lo 0,4%.

Questa situazione non è ovviamente un dato neutro, bensì la conseguenza di tre decenni di politiche liberiste, nonché di un sistema fiscale che, in ossequio alle stesse, ha perso ogni caratteristica costituzionale di progressività, ed è diventato penalizzante per le fasce deboli ed estremamente favorevole per i ceti abbienti della società.

Se prendiamo i dati sull’Irpef (imposta sui redditi delle persone fisiche), che costituisce la gran parte (65%) del gettito nelle imposte dirette, vediamo come il nostro sistema fiscale sia passato da 32 scaglioni di tassazione previsti nel 1974 (anno della sua istituzione) ai 9 scaglioni del 1983, e ai 5 scaglioni dal 2007 ad oggi.

Per rendersi conto dell’iniquità di questo processo, basti pensare che, se nel 1974 la forbice fra le aliquote andava fra il 10% (la più bassa) e il 72% (la più alta), oggi la forbice viaggia fra il 23% e il 43% (con quest’ultima applicata a redditi superiori ai 75mila euro).

Queste trasformazioni hanno seguito tre direttrici: innalzare le imposte sui redditi più bassi; ridurre la progressività tramite la riduzione degli scaglioni; ridurre le imposte sui redditi più alti. Con l’aggravante che, mentre nel 1974 l’Irpef prevedeva il cumulo dei redditi, le successive deroghe l’hanno trasformata in un’imposta il cui gettito è…

* L’autore: Marco Bersani è coordinatore di Attac Italia. Ha pubblicato per DeriveApprodi Europa alla deriva (2019) e Dacci oggi il nostro debito quotidiano (2017)

Foto di Pexels da Pixabay


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Anche i ricchi paghino

Matteo Renzi propone un referendum per abolire il reddito di cittadinanza. Salvini, immemore di se stesso (visto che il provvedimento passò quando lui era ministro) rincara la dose. E rilancia un provvedimento che favorisce i ricchi come la flat tax, in un momento in cui gli effetti economici e sociali della pandemia, come certifica l’Istat, hanno prodotto più un milione di poveri in un solo anno. Il presidente di Confindustria, Bonomi, sbraita contro il Sussidistan perché tale sarebbe diventata l’Italia, come se la gran parte degli aiuti di Stato fossero andati ai lavoratori, ai precari, ai disoccupati e ai poveri e non all’industria, come invece è accaduto. Dalle lobby industriali che vanno all’assalto dei soldi del Pnrr è partito un attacco ideologico e feroce alle classi più svantaggiate additate come scansafatiche, divaniste, parassitarie.

Quegli stessi che moralisticamente accusano i poveri di essere poveri, come fosse un fatto di cattiva volontà e di indolenza, negli anni hanno massimamente concorso alla precarizzazione del lavoro in Italia con provvedimenti come il Jobs act e in piena pandemia spingendo per lo sblocco dei licenziamenti. E sono gli stessi che alzano muri contro ogni ipotesi di patrimoniale, che si indignano per la riforma del catasto, riforma peraltro necessaria per poter accedere alla seconda tranche del Next generation Eu.

Il famoso refrain «ce lo chiede l’Europa» che ci siamo sentiti ripetere tante volte quando si trattava di imporre inique misure di austerity è scomparso dai discorsi di quei politici che lo ripetevano a macchinetta. Perché l’Europa ora ci chiede di spostare il carico della pressione fiscale dal mondo del lavoro a quello della rendita. Certo, anche se è assolutamente necessario per un fatto di minima di giustizia, non basta recuperare i sei miliardi di evasione sull’Imu, non basta rivedere gli estimi catastali, non basta intervenire sulle valutazioni che equiparano una casa in periferia a una in centro storico a Roma. Serve anche un piano di recupero dell’edilizia pubblica per rispondere a chi un tetto non ce l’ha, occorre dare una alternativa a chi è costretto a occupare per sopravvivere. Invece troppo spesso – e come abbiamo visto anche nei giorni scorsi a Roma – si preferisce procedere allo sgombero. La sindaca Raggi ha sempre trattato questa emergenza sociale come un problema di ordine pubblico.

Non accade così in altre città europee. In Svezia, come racconta il deputato del Left party Ali Esbati su questo numero, il premier socialdemocratico Stefan Lovfen è costretto a dimettersi perché la sinistra si è opposta alla liberalizzazione del mercato degli affitti. A Berlino il 26 settembre, insieme alle elezioni per il Parlamento federale, come scrive il presidente della Sinistra europea Heinz Bierbaum, si tiene un referendum per l’espropriazione di immobili di proprietà di grandi gruppi immobiliari, per contrastare il caro affitti. Da noi sarebbe considerata una proposta impronunciabile.

Beninteso, abbiamo contezza che per combattere le disuguaglianze che si sono sempre più allargate con la pandemia non basta tassare le case, ma occorre tassare le rendite finanziarie, combattere l’evasione, pensare a una seria web tax, bisogna intervenire sui paradisi fiscali e sui patrimoni finanziari portati all’estero.

In una parola, tax the rich come si legge a chiare lettere sul vestito indossato dalla socialista Alexandria Ocasio-Cortez al Met gala di New York. I socialisti Usa con Sanders hanno da tempo sdoganato questo tabù provando a spingere Biden verso politiche di investimento pubblico nel sociale. In Italia invece lo è ancora. E se qualcuno osa pronunciare la parola patrimoniale si alzano barricate. Quando il segretario del Pd Enrico Letta ha avanzato una timida proposta di patrimoniale, pensando di ricorrere alla tassa di successione per creare un tesoretto per i più giovani, si è sentito rispondere seccamente da Draghi che non era il momento di prendere i soldi agli italiani.

Sinistra italiana ha avviato una raccolta firme per una legge di iniziativa popolare riguardo a una più ampia patrimoniale, ma in questo caso non abbiamo ancora visto accorrere fiumi di persone. Segno che il tema di una fiscalità più giusta non è abbastanza sentito? O piuttosto che la sinistra non riesce a raggiungere quella ampia base di lavoratori sfruttati, precarizzati che la pandemia ha spinto, insieme ai disoccupati, nella povertà assoluta come ci dicono i dati Istat e altre ricerche? Su questo continuiamo a interrogarci. Al contempo rilanciando la battaglia per la giustizia sociale cercando di ampliare e approfondire il tema a partire da un nuovo pensiero a sinistra, fondato sulla naturale uguaglianza degli essere umani, su un’idea di libertà come obbligo di essere esseri umani, che metta al centro la soddisfazione dei bisogni ma anche delle esigenze più profonde di realizzazione di sé nel rapporto con gli altri. Perché bisogni ed esigenze sono questioni intrecciate e imprescindibili. In termini concretissimi lo evidenzia la sociologa Chiara Saraceno lanciando l’allarme per oltre un milione di bambini in povertà assoluta in Italia, che patiscono anche una inaccettabile povertà educativa, vendendosi deprivati di possibilità per realizzare appieno se stessi.

* In apertura, un’illustrazione di Fabio Magnasciutti per Left

 

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L’editoriale è tratto da Left del 24 settembre 2021

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Red (Ronnie) Pass

L’avevamo scritto qualche giorno fa che la discussione sul Green Pass e sull’uso piuttosto discutibile che la politica ne sta facendo (la sensazione che il Green Pass voglia essere la versione light di un obbligo vaccinale che non hanno il coraggio di imporre si fa di giorno in giorno più consistente) si ingolfa nella pateticità di alcuni personaggi in cerca di un po’ di luce e proprio ieri abbiamo avuto l’ennesima conferma.

Protagonista della farsa triste in atto unico è Red Ronnie, giornalista musicale che in assenza di musica ha deciso di diventare il menestrello di No vax assortiti, lo stesso Red Ronnie che da mesi vede complotti dappertutto, che ieri ha deciso di andare a Messina per vedere la mostra di Caravaggio e si è lanciato in un pindarico sfogo da salvatore del mondo: «Non ci hanno fatto entrare al Museo di Messina. – ha scritto Red Ronnie – Stamattina, come detto stanotte nel video da Art Gallery fadibe’, Fabio Di Bella voleva portarmi a vedere i due quadri di Caravaggio. Ma all’ingresso ci hanno chiesto di esibire il pass verde. Io ho detto che ce l’avevo (e ce l’ho perché ieri ho fatto tampone per prendere l’aereo) ma che non intendevo mostrarlo perché la Costituzione ritiene lo stato di salute di un cittadino un dato sensibile protetto dalla privacy. Ho detto anche che gli avrei firmato una dichiarazione dove asserivo di averlo lo skif pass, ma di farmelo scannerizzare no. Nulla. Hanno chiamato al telefono il direttore che non ha voluto riceverci e ha detto di chiamare i carabinieri. Impedire di godere della cultura, dell’arte, della musica è un obiettivo primario di questo regime».

C’è un aspetto interessante in tutta questa storia: Red Ronnie ha preso un aereo per andare a Messina quindi evidentemente ha mostrato il Green Pass (ovviamente con il tampone, essendo contro i vaccini) per salire in aereo. Quello stesso Green Pass che aveva mostrato per salire in aereo non l’ha mostrato per vedere la mostra adducendo problemi di privacy che invece non gli sono pesati in aeroporto. Per lamentarsi, tra l’altro, ha pensato bene di utilizzare Facebook (che, diciamolo, non è proprio il tempio della privacy) e nella sua ottica complottista è riuscito a immaginare che qualche potere forte sia interessato al boicottaggio della cultura (nel caso di specie addirittura della pittura) che è risaputo essere settore che ingolosisce le lobby (sì, ciao). A questo proposito è notevole il messaggio mandato a Red Ronnie da Stefano Montanari (altro negazionista che vorrebbe curare il Covid con la vitamina D: «Messaggio che mi ha mandato Stefano Montanari. – scrive Red Ronnie – Non hai capito: il problema dei musei non è il virus: è la cultura. Un popolo colto non si farebbe mai calpestare. E, allora, che cosa c’è di più ovvio di vietare la cultura? Il vecchio libro di Ray Bradbury (1953) intitolato Fahrenheit 451 ne parlava già chiaramente».

Il commento migliore a Red Ronnie lo scrive su Facebook Giancarlo Trim: «Per salire sull’aereo hai mostrato il tuo documento di identità, hai consegnato te stesso all’operatore che ti ha fatto il tampone, Hai mostrato il certificato con l’esito del tampone e lo hanno scansionato, Poi ti sei fatto scansionare tu dalla testa ai piedi e pure il pisellino, per mostrare che non avevi armi, ecc. E poi hai affidato loro i tuoi bagagli, che sono stati ispezionati dagli operatori… Insomma, privacy sotto zero E poi vai A Messina e non vuoi mostrare il Green Pass?».

Ah, a proposito: non contento della figura barbina ieri sera Red Ronnie si è inventato una diretta con il sindaco di Messina, Cateno De Luca, quello che faceva inseguire i suoi cittadini dai droni per ottenere qualche articolo sul giornale.

Ora si può dire che la farsa è davvero completa.

Buon giovedì.